‘Deep fake’, el Santo Grial del prestidigitador y los ciberdelincuentes
La mentira tiene las patas muy cortas y gracias a la irrupción de la tecnología en los hábitat de nuestro día a día se ha convertido en un elemento barato de cara a manipular y hacer creer lo que en realidad no es. Los prestidigitadores han encontrado un Santo Grial en el ‘deepfake’, esa técnica de inteligencia artificial que recientemente ha ‘resucitado’ a Lola Flores para reivindicar el acento andaluz en un anuncio 25 años después de su muerte. Los algoritmos de la IA permiten suplantar cualquier identidad en vídeo, lo que se traduce en un nivel superior en la actual lucha contra la manipulación informativa y que mal usado supone un verdadero peligro para inocentes y un impulso para los creadores de las fake news.
En el viral ‘empowerment’ de la ‘Faraona’ de la mencionada campaña publicitaria se han utilizado más de 5.000 fotografías (principalmente grabadas en los 80 y 90 desde diferentes perspectivas) y un proceso similar para recrear su voz, utilizando distintas pistas de audio de la cantante para crear un patrón de su voz y valiéndose, además, de la ayuda de sus hijas. La secuencia se implementa como una máscara en 3D sobre el rostro real de una actriz, aplicando la morfología craneal de la artista, resaltando facciones como los ojos, las cejas, la textura o el color de la piel, según explica Ogilvy, agencia creadora del spot.
Este trabajó se llevó a cabo con la ayuda de dos softwares: FaceSwap, una solución de código abierto basado en TensorFlow, Keras y Python; y DeepFaceLab, empleado para los detalles y retoques finales.
En el viral ‘empowerment’ de la ‘Faraona’ de la mencionada campaña publicitaria se han utilizado más de 5.000 fotografías (principalmente grabadas en los 80 y 90 desde diferentes perspectivas) y un proceso similar para recrear su voz, utilizando distintas pistas de audio de la cantante para crear un patrón de su voz y valiéndose, además, de la ayuda de sus hijas. La secuencia se implementa como una máscara en 3D sobre el rostro real de una actriz, aplicando la morfología craneal de la artista, resaltando facciones como los ojos, las cejas, la textura o el color de la piel, según explica Ogilvy, agencia creadora del spot. Este trabajó se llevó a cabo con la ayuda de dos softwares: FaceSwap, una solución de código abierto basado en TensorFlow, Keras y Python; y DeepFaceLab