El impacto de Las Nuevas Tecnologías en la población y las familias
Se habla de brecha digital y de las enormes diferencias entre sectores de la población, unos totalmente digitalizados y otros sin rastro de la utilización de las nuevas tecnologías.
En muchas situaciones el rango de edad también es una dificultad a la hora de aprovechar las tecnologías.
La Brecha digital y generacional entre padres e hijos puede provocar una falta de empatía por las necesidades de los adolescentes y ser una fuente de conflictos
Las redes sociales forman parte de la vida de los hijos, muchos padres desconocen esa importancia y no le dan el valor que para los jovenes sí que es. El estar comunicados con sus amigos permanentemente les hace socializar con su entorno y les da la sensación de pertenecer al grupo.
La distancia de algunos padres a todo lo que la tecnología se refiere hace que tampoco conozcan precauciones exactas que deban recomendar a sus hijos, por lo que se ven relegados a estar presentes en un segundo plano en esa otra relación que tienen sus hijos. Es interesante que los «papás» y «mamás» realizen algún tipo de curso para actualizarse en relación a las tecnologías que van apareciendo y que utilizan sus hijos normalmente.
Frases como: «Papá eres un carroza», «No te enteras» o «Eso ya no va así como dices, los tiempos han cambiado», pueden dejar a los padres sin argumentos si no nos «reciclamos» y vivimos de espaldas a su realidad.
Existen muchas situaciones de la vida cotidiana en que podemos hacer uso de las nuevas tecnologías y nos permite un ahorro de tiempo. Desde la programación de visitas al médico, la consulta del mejor itinerario para un viaje o consulta de las cuentas del banco. El hardware y los equipos que nos rodean, cada vez son más técnicos y complejos, puede que nos encontremos perdidos ante tanta tecnología por lo que es importante asesorarse para adquirir los productos que mejor se pueden ajustar a nuestras necesidades.
Cuando buscamos algo, en algunos comercios nos pueden informar sobre los productos que allí se venden pero no sobre todo lo que realmente existe en el mercado. Internet nos permite conocer qué artículos son los que más se pueden ajustar a lo que estamos buscando y poder comprarlo, si no lo encontramos en nuestro comercio más próximo, cómodamente desde nuestro domicilio.
Vender esa bicicleta que ya no utilizamos, buscar opiniones sobre el próximo hotel que vamos a visitar antes de reservarlo, comprar unas entradas de teatro a mitad de precio o adquirir un libro que ya no se vende en nuestro país, son sólo algunos de los miles de ejemplos que se nos podrían ocurrir.
Existe una segunda brecha digital que ya no es entre los que tienen acceso y los que no lo tienen. Se habla de la brecha entre las personas que utilizan las nuevas tecnologías únicamente en relación a la diversión utilizando un entorno centrado en el chat, jugar en red o las descargas y no se trabajan las competencias y todas las posibilidades existentes de acuerdo con una sociedad basada en la información y el conocimiento.
El hecho de disponer de un ordenador y tener más o menos habilidades con éste o con determinadas aplicaciones en nuestro trabajo, no conlleva adquirir de forma automática las competencias para movernos en un mundo donde la información y el conocimiento son cada vez más el eje transversal de nuestras actividades.