Ruta de artesanías: De San Miguel Allende a Guanajuato
Lana, Latón y Mojigangas, San Miguel de Allende
No hay forma de escapar al Mercado de Artesanías sobre el Andador Lucas Balderas. Estando en él se conocen de golpe y a montones las cosas que en San Miguel de Allende la fantasía construye. Con el latón se hacen espejos, cajitas y estrellas de múltiples puntas. La lana sirve para elaborar tapetes y rebozos. Al vidrio soplado le dan forma de vasos, jarras, esferas o corazones. Hay piezas de cerámica, pero quizá nada sea tan delicado como las figuras que cobran vida con papel maché.
Otra bonita tradición en San Miguel, de la que Hermes Arroyo y Leopoldo Estrada forman parte, es la creación de mojigangas. El primero se había instruido en la creación de imágenes sacras, el segundo sabía de la cartonería que se elabora en el Valle del Maíz. Ambos artesanos se dedican hoy a construir grandes muñecos de cartón (miden dos metros y medio) representando diablos, viejos, españolas, gringas y hasta novios—su taller se encuentra en la calle San Francisco 63—. Si existen esas alargadas figuras es para animar el ambiente de las fiestas de pueblo y las celebraciones sanmiguelenses, y una vez que salen a la calle no hay forma de quitarles la algarabía de encima.
Instrumentos Prehispánicos, Mineral de Pozos
La minería lo fue todo para este pueblo mágico que durante la Colonia fue bautizado por los jesuitas como San Pedro de los Pozos. Todavía en tiempos de Porfirio Díaz los minerales preciosos le regalaron prosperidad al poblado, también trenes y teatro, y aparecieron almacenes como Fábricas de Francia o La Fama. Llegó el siglo XX y el abandono. Cerraron las minas.
Hace no más de tres décadas los pocos habitantes que quedaron encontraron en la música prehispánica una divertida forma de ganarse la vida. Abrieron entonces talleres como Camino de Piedra o La Casa del Venado Azul para confeccionar instrumentos prehispánicos, y se formaron grupos dispuestos a tocarlos como El Venado Azul, Corazón Endiosado o Caracol de Fuego.
En cualquiera de los dos talleres se pueden adquirir tambores de madera, entre ellos el tradicional huéhuetl, además de palos de lluvia, marimbas de piedra o flautas de barro.