Mujeres y el futuro de los bosques en México
POR AZUL OGAZÓN
Los bosques son parte esencial para la salud del planeta. Con una extensión que cubre casi un tercio de la superficie terrestre mundial, los bosques se encargan de tareas vitales como absorber las partículas de carbono, la regulación de las temperaturas globales, la preservación de las cuencas hidrográficas y evitan la erosión del suelo.
Sus beneficios no culminan ahí, pues juegan un rol socioeconómico vital para mil millones de personas que viven en este ecosistema y sus alrededores. Además, son el hogar de muchos pueblos indígenas y comunidades locales en todo el mundo, quienes fungen como actores fundamentales para su conservación.
En México, según cifras de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), alrededor de 5 millones de personas pertenecientes a algún pueblo indígena habitan en ecosistemas forestales; es decir, más de 41 por ciento de la población indígena vive y depende en gran medida de los bosques para satisfacer sus necesidades de alimentación y desarrollo.
Un ejemplo se ubica en Santa Catarina Cuexcomatitlán, en Jalisco, donde viven 936 indígenas wixárikas, quienes son dueños de 24 mil 676 hectáreas de bosque. De acuerdo a CONAFOR, dentro de su estructura social, 400 mujeres de esta comunidad tienen un vínculo de protección hacía la naturaleza, lo que las ha motivado a realizar diversas acciones de conservación, con las que se han autoempleado.
Los bosques son parte esencial para la salud del planeta. Con una extensión que cubre casi un tercio de la superficie terrestre mundial, los bosques se encargan de tareas vitales como absorber las partículas de carbono, la regulación de las temperaturas globales, la preservación de las cuencas hidrográficas y evitan la erosión del suelo.
Sus beneficios no culminan ahí, pues juegan un rol socioeconómico vital para mil millones de personas que viven en este ecosistema y sus alrededores. Además, son el hogar de muchos pueblos indígenas y comunidades locales en todo el mundo, quienes fungen como actores fundamentales para su conservación.
En México, según cifras de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), alrededor de 5 millones de personas pertenecientes a algún pueblo indígena habitan en ecosistemas forestales; es decir, más de 41 por ciento de la población indígena vive y depende en gran medida de los bosques para satisfacer sus necesidades de alimentación y desarrollo.
Un ejemplo se ubica en Santa Catarina Cuexcomatitlán, en Jalisco, donde viven 936 indígenas wixárikas, quienes son dueños de 24 mil 676 hectáreas de bosque. De acuerdo a CONAFOR, dentro de su estructura social, 400 mujeres de esta comunidad tienen un vínculo de protección hacía la naturaleza, lo que las ha motivado a realizar diversas acciones de conservación, con las que se han autoempleado.
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A pesar de la labor indispensable de los bosques en la vida del planeta y de los seres humanos, su degradación y depredación avanza a paso veloz. La producción agrícola, el uso de combustibles fósiles y la extracción de madera de forma ilegal, así como el incremento de los incendios debido al calentamiento global, son las principales causas que están devastando la biodiversidad, los ecosistemas vitales y los medios de vida de millones de personas a una escala nunca vista en la historia de la humanidad.
Según un estudio la revista Nature, desde que los seres humanos comenzaron a practicar la agricultura hace unos 12,000 años, hemos perdido la mitad de los 5.8 billones de árboles estimados en el mundo. Más aún, un reciente reporte de World Wildlife Fund reveló que más de 43 millones de hectáreas de bosques se perdieron entre 2004 y 2017; un área aproximadamente del tamaño de Marruecos.
Columna publicada en El Heraldo de México